Escándalo en la pesca Argentina: repudio por la importación de langostinos vannamei para su venta en cajas de Conarpesa

by | Publicado el 01 de julio del 2025 | Ahora, Chubut, Destacados, Gremiales, Pesca

La Unión Marítima repudia la comercialización de langostino importado en cajas de Conarpesa, pero su negativa a negociar y la paralización de la flota pesquera han empujado a las empresas a buscar alternativas para cumplir con contratos internacionales. Un tiro en el pie del propio gremio.

La Unión Marítima desató una polémica al publicar un comunicado de repudio tras la difusión de una fotografía que muestra cajas de la empresa Conarpesa con langostino vannamei, una especie tropical importada desde Ecuador, Centroamérica y Vietnam. El gremio denuncia una maniobra de competencia desleal, pero omite que la parálisis de la flota pesquera argentina, impulsada por su propia intransigencia, ha dejado a las empresas sin otra opción que recurrir a importaciones para cumplir con compromisos internacionales.

Una denuncia que no cuenta toda la historia

El comunicado de la Unión Marítima señala que el langostino vannamei, cultivado en granjas de acuicultura extranjeras, llega en contenedores refrigerados al puerto de Buenos Aires y se envasa en plantas argentinas con marcas reconocidas, lo que genera confusión en los consumidores. “No es producto del mar argentino, no genera trabajo en nuestra pesca nacional y no respeta nuestra tradición marítima”, afirma el texto, que acusa a las empresas de practicar un “lockout patronal” y perjudicar a miles de marineros y trabajadores de plantas de procesamiento.

Sin embargo, el trasfondo del conflicto revela una realidad más compleja. La flota pesquera argentina, particularmente en puertos como Chubut, Santa Cruz y Mar del Plata, permanece parada debido a la postura inflexible de una facción del Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU), que se niega a sentarse a negociar con el gobierno y las cámaras empresariales para revisar los números reales de la industria. Esta fracción, cada vez más minoritaria, rechaza rediscutir el Ítem por Producción, un componente salarial atado a un valor de referencia de mercado que, claro está, está desactualizado y no refleja la realidad económica actual. Esta intransigencia ha paralizado la actividad pesquera, dejando a las empresas sin materia prima local para cumplir con sus compromisos.

Las empresas, entre la espada y la pared

Con los barcos sin zarpar y la producción local estancada, las empresas pesqueras han recurrido a la importación de langostino vannamei para abastecer mercados clave como Mercadona, China, Francia, Italia y España. Según reveló Radio Libre Chubut, las cámaras empresariales han formado un pool para adquirir 80.000 toneladas de este producto en Ecuador, una medida desesperada para evitar incumplimientos contractuales que podrían generar millonarias pérdidas y dañar la reputación de la industria argentina en el mercado global.

Lejos de ser una maniobra premeditada, como sugiere el comunicado, la importación de langostino extranjero parece ser la única vía para que las empresas mantengan sus operaciones frente a la falta de producción local. Los gremios, al negarse a negociar y mantener los barcos parados, ha contribuido directamente a esta situación, generando un escenario que afecta no solo a las empresas, sino también a los propios trabajadores que el gremio dice defender.

Exigencias que chocan con la realidad

El comunicado de la Unión Marítima exige controles más estrictos para frenar el ingreso de langostino extranjero, el respeto a los Convenios Colectivos de Trabajo y la reactivación urgente de la flota pesquera. Sin embargo, la falta de disposición al diálogo por parte de sectores gremiales ha profundizado la crisis, dejando a las familias de marineros con sueldos básicos “miserables” y a la industria nacional perdiendo terreno frente a competidores extranjeros.

Un conflicto autoinfligido

La denuncia de la Unión Marítima, aunque apunta a proteger la pesca argentina, ignora que la parálisis de la flota es, en gran medida, consecuencia de su propia estrategia. Al mantenerse inflexibles en las negociaciones y rechazar la revisión de acuerdos salariales, el gremio ha disparado un tiro en el pie, empujando a las empresas a depender de proveedores extranjeros para cumplir con el mercado internacional. Mientras los hashtags #MarinerosEnLucha y #NoAlVannemei resuenan en las redes, la pregunta que queda es: ¿hasta cuándo seguirá el gremio priorizando la confrontación por encima de soluciones que permitan reactivar la pesca nacional?

El conflicto, que combina tensiones laborales, económicas y comerciales, requiere un diálogo urgente entre todas las partes para evitar que la industria pesquera argentina continúe perdiendo competitividad y que los trabajadores sigan pagando el costo de una disputa que podría haberse resuelto en la mesa de negociación.

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