Una discusión acalorada durante la movilización del SOMU en el puerto reveló las fracturas entre el sindicato y los marineros, quienes exigen trabajar para sostener a sus familias, mientras los gremialistas defienden la medida de fuerza porque les sirve ¨electoralmente¨ pero nadie acompaña.
El muelle Storni de Puerto Madryn fue escenario de un enfrentamiento que reflejó el hartazgo y la desesperación en el sector pesquero. En medio del paro nacional convocado por el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), que paralizó la flota pesquera desde el 7 de junio, trabajadores marítimos y representantes sindicales protagonizaron una discusión que casi termina a los golpes. El conflicto, que comenzó como un intento del SOMU de convocar a más personas a la manifestación, derivó en un cruce de reproches sobre la efectividad de la medida y la situación económica de los trabajadores.
El paro, iniciado tras el fracaso de las negociaciones paritarias con las cámaras empresarias donde las empresas pusieron los números sobre la mesa pero los gremialistas ni siquiera quisieron mirarlos, busca rechazar una propuesta de salarios que implicaría modificaciones al convenio colectivo de trabajo. Sin embargo, en el muelle de Madryn, la medida generó división. Mientras el SOMU insiste en visibilizar el conflicto, muchos marineros, sin ingresos desde hace meses, reclaman volver al trabajo.
Un cruce que expone la fractura
La discusión se desató cuando un grupo de trabajadores confrontó a los gremialistas que intentaban sumar adhesión al piquete en el ingreso al parque industrial pesquero. “¡Vos cobrás del sindicato, nosotros queremos laburar! ¡No tenemos un peso!”, exclamó un marinero, reflejando la desesperación de quienes no navegan desde septiembre de 2024 y enfrentan la pérdida del aguinaldo. La respuesta del representante del SOMU no se hizo esperar:
“Renunciá al sindicato y salí a laburar si querés. Nosotros nos vamos a quedar acá. Yo tampoco estoy cobrando ni un peso. ¿Qué te creés? ¿Por qué pensás que no viene la gente? Nadie está cobrando. Estamos re cansados”.
El intercambio, cargado de tensión, evidenció las grietas internas entre los trabajadores y la conducción del SOMU. Mientras los marineros acusan al sindicato de no representarlos y priorizar intereses políticos, los gremialistas (cada vez menos) defienden la medida de fuerza como la única vía para proteger los derechos laborales frente a lo que consideran un “lockout patronal” de las empresas pesqueras.
Un puerto paralizado y familias en crisis
El conflicto en Puerto Madryn no es aislado. El paro nacional del SOMU, que afecta a las flotas congeladoras y fresqueras, ha dejado los muelles desiertos, con barcos amarrados y sin movimiento económico. Según César Zapata, secretario general del SOMU Puerto Madryn, más de 15.000 familias en la ciudad dependen de la actividad pesquera, incluyendo marineros, estibadores, amarradores y camioneros. La falta de actividad ha golpeado duro a la economía local, con comercios y servicios resentidos por la ausencia de consumo.
Por su parte, las cámaras empresarias (CAPA, CAPECA, CAPIP y CEPA) argumentan que la actividad no es sostenible debido a la presión impositiva, el aumento de aranceles y la volatilidad de los precios internacionales, justificando la necesidad de ajustar salarios.
Un futuro incierto
La reunión convocada el 9 de junio por el gobierno provincial y municipal, que buscaba acercar posiciones, fracasó tras la ausencia del gobernador Ignacio Torres, profundizando la frustración de los trabajadores. Con piquetes en el Puerto Storni y cortes en la Ruta 3, el conflicto amenaza con escalar si no se alcanzan acuerdos. El SOMU anunció nuevas movilizaciones para los próximos días y no descarta endurecer las medidas de fuerza.
En el muelle, la escena es desoladora: barcos inmóviles, trabajadores enfrentados y un sindicato bajo presión. La discusión entre gremialistas y marineros no solo expuso la crisis económica, sino también la lucha por la representación y la supervivencia en un sector clave para la Patagonia. Mientras el sindicato no quiere escuchar la realidad de la industria, las familias de Puerto Madryn esperan una solución que les permita volver a trabajar y recuperar la dignidad.