CARTA ABIERTA: DEL FEMINISMO AL PATRIARCADO

by | Publicado el 29 de julio del 2025 | Ahora, Chubut, Destacados, Política

Una Carta Abierta que Sofia nos compartió, preocupada por el uso político del feminismo.

Queridas compañeras, compañeros, y comunidad toda:

Escribo esta carta con el corazón apesadumbrado, con la rabia y la decepción que solo pueden surgir de ver cómo los ideales que tanto nos costaron construir se tambalean ante decisiones que, lejos de fortalecer la lucha feminista, la traicionan. Hoy, como mujer y como feminista, me dirijo a ustedes para reflexionar sobre la decisión de Lorena Elisaincin, una figura que alguna vez se presentó como referente del feminismo en Chubut, de sumarse como candidata a diputada nacional en la lista de Juan Pablo Luque, un hombre cuya trayectoria está marcada por acusaciones graves que chocan de frente con los valores que decimos defender.

El feminismo, ese movimiento que nos enseñó a gritar Yo te creo, hermana y a señalar al patriarcado como raíz de la violencia de género, no es un sello que se pone o se quita según la conveniencia política. Es una lucha colectiva, construida con el dolor, la resistencia y la valentía de millones de mujeres que enfrentamos un sistema que nos oprime. Por eso, la decisión de Lorena Elisaincin de integrarse a la lista de Juan Pablo Luque, exintendente de Comodoro Rivadavia, no puede pasar desapercibida. Luque ha sido denunciado por perseguir sistemáticamente a compañeras feministas dentro de su municipio, por colocar a un hombre al frente del área de género de la ciudad petrolera y, más grave aún, por el abandono de una empleada municipal que sufrió un ACV mientras era atacada y perseguida por sus funcionarios, quienes se retiraron del lugar para no quedar pegados. ¿Es este el proyecto que una feminista debería avalar? ¿Es este el liderazgo que representa los intereses de las mujeres y las disidencias?

No es la primera vez que Lorena Elisaincin toma decisiones que contradicen los principios del movimiento feminista. Desde hace meses, sabemos que Puerta Violeta, la ONG que ella dirige y que alguna vez fue un faro de lucha contra la violencia de género, ha mutado en una organización política de izquierda que parece priorizar intereses partidarios por encima de la defensa de las mujeres. Un ejemplo doloroso es la denuncia orquestada contra el intendente de Trelew, Gerardo Merino, una maniobra que involucró a Puerta Violeta y que, según se sabe, incluyó el intento de extorsión de una denunciante y su abogado, exigiendo un cargo en el Estado a cambio de no presentar una denuncia por acoso sexual. ¿Qué clase de feminismo permite que una denuncia de violencia de género sea utilizada como moneda de cambio para obtener un puesto político? Ninguna mujer en su sano juicio canjearía su verdad por un cargo, pero Elisaincin, conociendo esta situación, decidió usarla para desgastar una gestión, traicionando la confianza de quienes creemos en la seriedad de las denuncias y en la lucha contra la violencia patriarcal.

La cuarta ola feminista nos enseñó que la sororidad no es solo un eslogan, sino un compromiso ético. Yo te creo, hermana no es solo una frase: es un pacto de confianza, un reconocimiento de que la violencia de género es una consecuencia del sistema patriarcal que debemos desmantelar. Sin embargo, cuando una mujer que se dice feminista se alía con figuras como Juan Pablo Luque, o con un Partido Justicialista (PJ) que ella misma calificó en 2021 como “patriarcal y con machismo exacerbado”, está rompiendo ese pacto. Está eligiendo el poder político por sobre la coherencia. Está traicionando a las mujeres que, desde Puerta Violeta, buscan ayuda en un contexto donde el peronismo, históricamente, ha brillado por su ausencia en la defensa de los derechos de las más vulnerables.

Lorena Elisaincin no está sola en este camino. Se suma a un grupo de mujeres que, como ciertas militantes de La Cámpora, terminan defendiendo a figuras como Alberto Fernández, Fernando Espinoza, Martín Insaurralde. O más cerca, defienden a figuras como Carlos Linares, Adrián Maderna (que canjeaba planes sociales por favores sexuales en la ciudad de Lorena Elisaincin), y José Glinski (y el encubrimiento de la muerte de la periodista Virginia Navarro), nombres que representan todo lo que el feminismo ha cuestionado: el machismo, la misoginia y la perpetuación de un sistema que relega a las mujeres a roles secundarios mientras los “machirulos” ocupan los espacios de poder. ¿Qué tipo de representatividad puede ofrecer una mujer que se alinea con estas figuras? ¿Una representatividad partidaria, al servicio de un PJ que sigue siendo una “mesa chica” de varones? 

No puedo evitar preguntarme: ¿qué queda de Puerta Violeta como espacio de resistencia feminista? ¿Qué mensaje le enviamos a las mujeres que acuden a esa organización buscando ayuda, si su referente elige alinearse con un hombre acusado de perseguir a compañeras y de abandonar a una trabajadora en una situación de extrema vulnerabilidad? La respuesta es clara: no podemos seguir permitiendo que el feminismo sea usado como una máscara para trepar políticamente. No podemos permitir que el “Yo te creo, hermana” se convierta en una herramienta de negociación para favores partidarios.

Esta carta es un llamado a la reflexión, pero también a la acción. A las compañeras que aún creemos en un feminismo combativo, que no se arrodilla ante el patriarcado ni se vende por una banca, les digo: sigamos construyendo, sigamos resistiendo. No dejemos que el trabajo de años, las luchas de nuestras ancestras y la esperanza de las generaciones futuras sean traicionadas por quienes eligen el poder por sobre la justicia. A Lorena Elisaincin, le digo que el feminismo no es un atajo para la política, es un compromiso con las que menos tienen, con las que más sufren, con las que nunca serán escuchadas por el PJ ni por los Luque de turno.

Por un feminismo que no se doblega, que no transa, que no olvida.

Por todas nosotras, 

Maria Sofía Montoya



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